Nuestra Historia de adopción

Nuestra Historia de adopción

Yair, nuestro primer hijo
Nuestra historia con Yair empieza en el 2004. Fue exactamente el día del amigo en el que el teléfono suena y nos cuentan la historia de Yair, que estaba en un hogar de Paraná. Con los nervios por la situación, la ansiedad y las ganas, nos ponemos en contacto y planificamos un día para ir a conocerlo.

Lo que iba a ser solo un momento se volvió eterno y para siempre. Lo llevamos a casa, nos empezamos a conocer, solo bastó mirarnos para enamorarnos. Volvimos a firmar los papeles, la guarda provisoria, primer paso en el proceso de adopción.

Claro que no todo fue como esperamos, con un largo juicio de adopción que finalmente, luego de casi 4 años terminó con Sentencia del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos. La adopción propiamente dicha fue instantánea, el recorrido legal y judicial siguió otro camino. En casa, colegio, club, salidas éramos nosotros 3 y nuestro perro Astor, más allá de todo nosotros éramos su mamá y papá y él nuestro hijo.

Hijo, ya sos un hombre, pero te veo como mi eterno niño de ojos brillantes y tus hoyuelos cuando sonreís que me delatan tu yo interior, tu inocente picardía.

Mateo
Mateo llega a nosotros de bebé, así que fue el primer bebé de la casa. Sin tener la preparación que te puede dar el embarazo, Néstor y yo éramos padres de nuevo y Yair un hermano mayor. Amor incondicional, amor a primera vista nuevamente, conocernos y adaptarnos a nuevas rutinas, noches sin dormir. El ritmo de la casa cobró nuevos rumbos. Empezó otro capítulo en nuestra historia.

Tute, el niño que sabe lo que quiere, empático, sensible, pensador con una pizca de filósofo, planificador y estratega, perfeccionista y exigente, cariñoso y amoroso. El que lucha por los derechos de los demás y el defensor.

Benjamin
Llegó un día de verano con mucho sol, esos días en que el calor nos derrite…a tres meses de la llegada de Mateo. Y ahí estábamos los 5… Yair entre sorprendido y nervioso preguntaba por su nuevo hermano.

Nuestro pequeñín. Tus ojos del color del mar y tu mirada. Tu llanto enérgico nos trajo en cuenta: Pasamos a ser papás de tres, y dos de ellos eran bebés.

El mundo transcurría, pero para mí, éramos solo nosotros cinco. Con lo que provoca un caos perfecto, maravilloso. Encontramos nuestro ritmo y armonía, a pesar de las noches sin dormir en las que deambulamos despiertos y nos turnábamos con papá para atenderlos.

Cansancio que solo con mirarlos hacía que todo valga la pena.
Lográs lo que querés siempre a tu modo: la sonrisa de papá, la complicidad de Mateo, el mimo de mamá, el reto de Yair, y después su compañía.

Así, pasó a paso, siguiendo cada trámite en el Juzgado llegamos a las tres adopciones, la de Mateo y Benjamin, nuestros “cuasi melli’, salieron juntas.

Nuestros cuasi melli. Cuánto aprendimos. Cuánto recorrimos. Juntos.

No hay comentarios

Dejar un comentario